Al corriente: febrero 24, 2020
“Not to us, O Lord, not to us, but to your name give glory, for the sake of your steadfast love and your faithfulness.” Psalm 115:1
Iglesia Evangélica Menonita de Burkina Faso
“Señor, glorifícate a ti mismo, y no a nosotros; ¡glorifícate, por tu amor y tu verdad!” - Salmos 115,1
Según el espíritu del salmo citado, queremos exaltar a Dios por medio de su obra en Burkina Faso durante los últimos cuarenta años. ¡Que toda la gloria sea solo para Dios!
Pero antes de hablar de un aniversario, debemos dar gracias a Dios por aquellos a quienes envió a esta misma región en 1937, a saber, la Alianza Misionera Cristiana (CMA, por sus siglas en inglés). Fue dicha Alianza que despejó el terreno y sembró las primeras semillas del Evangelio. Al no poder continuar la labor en la región, en 1976 invitó a la Misión Intermenonita de África (AIMM, por sus siglas en inglés) a establecerse en la región de Kénédougou. Gracias a Dios por estos pioneros y por sus sacrificios.
La misión y las iglesias hoy en día
De 1978 al 2018, cerca de cincuenta misioneros dieron su vida, su tiempo y sus dones para llevar el Evangelio de salvación a la población de Kénédougou. La misión llegó a los pueblos tagba y dzunn, que se apropiaron de la Palabra de Dios y fueron los primeros destinatarios. Quisiéramos mostrarles nuestra gratitud por haber obedecido el mandato del Señor al llevar su mensaje de paz a nuestro país.
La iglesia, igualmente por medio del idioma jula (dioula), fundó varias congregaciones locales. Cada una, utilizando el método que más le convenía, contribuyó para que el Reino de Dios fuera conocido entre los grupos étnicos.
Desde el primer momento, la misión invirtió en la traducción de la Palabra de Dios a los principales idiomas de la provincia: siamou, sìcité, dzùùngoo, y naneregué. Junto con la traducción, hicimos alfabetización en tres de dichos idiomas.
Casi todos los cristianos son primera generación de cristianos ‒la mayoría proviene de familias animistas o musulmanas‒, lo que explica algunas situaciones de persecución que conocemos. Tenemos muchas mujeres cristianas cuyos esposos no lo son.
La capacitación en liderazgo es una prioridad. Inaugurado en 2009, el Centro de Formación Bíblica Básica ha respondido de inmediato a la necesidad de capacitar a los siervos de Dios que saben leer y escribir en el idioma jula (dioula), de modo que no sean excluidos de la gracia de servir al Señor por no haber sido instruidos en la escuela occidental formal.
Hoy en día la Iglesia se encuentra en una fase de autoexpansión y autoadministración.
Sin ánimo de alardear, las iglesias permanecieron unidas durante estos cuarenta años. La oración del Señor en Juan 17 fue eficaz y se ha cumplido entre nosotros. Esto no significa que no hayamos sido puestos a prueba en nuestra comunión y en nuestra unidad, sino que Dios nos ha dado la gracia de velar por sus intereses por encima de nuestros intereses personales.
Por motivos de supervivencia, los emprendimientos surgieron entre varios miembros. Ello ha sido una ventaja para un mayor contacto con la gente de la provincia, para darles testimonio de nuestra fe y tener fácil acceso a las localidades para el establecimiento de nuevas congregaciones. En principio, el emprendimiento empresarial debería conducir a las iglesias hacia el tercer tipo de autonomía: la financiera.
Los jóvenes, tanto a nivel nacional como eclesial, constituyen la mayoría de la población. En nuestras congregaciones locales, la población es joven. Esto tranquiliza a las personas mayores: tenemos una nueva generación. Depende de nosotros confiar en ellos y brindarles confianza.
Las mujeres constituyen el pulmón de nuestras congregaciones locales. Ellas son las que trabajan en silencio y profundamente al ser convencidas por la Palabra de Dios y el Espíritu Santo. Debemos revisar nuestra cultura a la luz de la Palabra de Dios para que no sea un obstáculo para que las mujeres puedan servir eficazmente al Señor como sus antepasados en la Biblia.
A nivel social, durante más de una década, la Iglesia Evangélica Menonita de Burkina Faso ha participado en la lucha contra el SIDA, en asociación con el Comité Central Menonita. Este programa nos ha permitido compartir los valores cristianos, y el amor y la gracia de Dios con miles de personas. Actualmente, sostenidos por la confianza en Jesucristo, apoyamos a muchas personas, en este caso mujeres, para que realicen actividades generadoras de ingresos. Desde nuestra perspectiva, aspiramos a convertirnos en el futuro en una ONG para ser más eficientes en nuestra contribución al desarrollo.
A nivel del Congreso Mundial Menonita, nuestras iglesias han hecho una contribución significativa con representantes en la Comisión de Misiones, la Comisión de Paz y la Comisión de Diáconos.
Aunque pequeña en número, a la Iglesia Evangélica Menonita de Burkina Faso no se la considera menos valiosa entre sus hermanas. Le damos gracias a Dios por esta actitud humilde.
1. La autoexpansión. Burkina Faso, de manera general, y la provincia de Kénédougou, en particular, siguen sin conocer el evangelio del Señor Jesucristo. Después de cuarenta años, este desafío sigue intacto. Debemos ir, pero para ir, debemos enseñar todo lo que ha sido ordenado a aquellos que ya han creído. El crecimiento de la Iglesia se basará en una buena formación: educar y enviar.
- Interés por los musulmanes. Amarles y ganarles para Jesucristo.
- Un ministerio dirigido a los niños y niñas.
- Un ministerio centrado en el medio ambiente.
2. La autonomía financiera. La autonomía financiera es posible, y para lograrla debemos crear una base de confianza mutua basada en la transparencia cristalina. Si los miembros de las iglesias están bien instruidos y bien informados en cuanto a la administración de sus recursos, contribuirán enormemente a la autonomía y la satisfacción de las necesidades.
Conclusión
Se trata de un paréntesis para rever lo que Dios ha hecho a través de cada uno de nosotros, pero sobre todo para darnos cuenta de que todavía queda más por hacer de lo que hemos hecho.
A las futuras generaciones les pedimos que no consideren a sus predecesores como personas extraordinarias. Lo que fuera que hicimos, lo hicimos con ustedes. Confiamos en ustedes y sabemos que pueden lograr más de lo que hemos logrado nosotros.
A la nueva generación les quisiéramos pasar el bastón de relevo: deben asirlo y actuar. Hacer que su aporte sea más bello que el nuestro. En el idioma jula (dioula) decimos: Fen ka bo i la mi ka fissa ni i y e: “Que de ti salga algo mejor que tú mismo”.
Ala ka duba aw ye!
—Siaka Traore, pastor y líder de la Iglesia Evangélica Menonita de Burkina Faso, es presidente de la Comisión de Diáconos del Congreso Mundial Menonita.
Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2019.
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