Friday, Aug 6th, 2021
Adoramos a un Dios que escucha el clamor de los que sufren, atiende a su bienestar y obra para salvar. En los Evangelios, Jesús, el ejemplo vivo de la iglesia, encarna la solidaridad de Dios con aquellos que son oprimidos, ignorados, rechazados o tratados como extranjeros.
Lamentamos lo sucedido a cientos de niños indígenas en Canadá quienes en décadas pasadas murieron y fueron enterrados separados de sus comunidades en escuelas residenciales donde habrían sido degradados y abusados en lugar de recibir cuidado y educación.
Afirmamos a los líderes anabautistas canadienses que declararon*:
“Lamentamos que, en ocasiones, la fe cristiana se haya utilizado erróneamente, como un instrumento de poder, no como una invitación a ver cómo Dios ya estaba obrando antes de nuestra llegada. Nos arrepentimos de nuestros encuentros denominacionales con los pueblos indígenas que a veces pueden haber sido motivados más por prejuicios culturales que por el amor incondicional de Jesucristo. Nos arrepentimos de nuestro fracaso en defender a los pueblos indígenas marginados como nuestra fe nos instruiría”.
Como Congreso Mundial Menonita, nos comprometemos a buscar la justicia a través de creencias desafiantes y sistemas de denominación. Estamos agradecidos y nos sentimos honrados por el testimonio de las iglesias y organizaciones anabautistas en Canadá y en otros lugares que están trabajando con los grupos indígenas hacia la restauración y la reconciliación.
—Véase también la declaración de solidaridad con los pueblos indígenas del CMM.
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